El consumo regular y moderado de alcohol (un promedio de 14 vasos por semana) es un factor de riesgo modificable para la fibrilación auricular (FA) según un estudio de investigadores australianos que ha sido publicado en la revista ‘HeartRhythm’.
El alcohol está omnipresente en la sociedad occidental, y las tasas de uso excesivo entre los adultos siguen siendo altas. El consumo excesivo de alcohol es un factor de riesgo establecido para la fibrilación auricular, pero ¿cuáles son los efectos del consumo moderado y leve?
La fibrilación auricular es un ritmo cardíaco anormal caracterizado por un latido rápido e irregular de las aurículas (las dos cámaras superiores del corazón). Los estudios observacionales sugieren que incluso el consumo regular moderado de alcohol puede aumentar su riesgo.
Un metanálisis de siete estudios con casi 860.000 pacientes y aproximadamente 12.500 individuos con FA demostró un aumento del ocho por ciento en su incidencia por cada bebida estándar diaria adicional. Sin embargo, a pesar de la asociación entre el consumo regular de alcohol y la FA, faltan estudios electrofisiológicos en humanos que describan la naturaleza de la remodelación auricular relacionada con el alcohol.
El propósito de este estudio australiano fue determinar el impacto de diferentes grados de consumo de alcohol en la remodelación auricular mediante el uso de cartografía electroanatómica de alta densidad. En su estudio multicéntrico, los investigadores realizaron pruebas invasivas detalladas en las aurículas de 75 pacientes con FA, 25 en cada una de las tres categorías: no bebedores de toda la vida, bebedores leves y bebedores moderados.
Los pacientes informaron de su consumo promedio de alcohol en bebidas estándar por semana (un vaso estándar es de aproximadamente 12 gramos de alcohol) durante los 12 meses anteriores. Los pacientes que consumían entre dos y siete bebidas por semana se consideraban bebedores leves, mientras que aquellos que consumían entre ocho y 21 bebidas por semana (un promedio de 14 bebidas) se definían como bebedores moderados.
Los investigadores descubrieron que las personas que consumían cantidades moderadas de alcohol (un promedio de 14 bebidas a la semana) tenían más evidencia eléctrica de cicatrización y deficiencias en la señalización eléctrica que los no bebedores y los bebedores ligeros.
“Este estudio subraya la importancia del consumo excesivo de alcohol como un factor de riesgo importante en la FA. El consumo regular moderado de alcohol, pero no el consumo moderado, es un importante factor de riesgo modificable. Estos cambios eléctricos y estructurales pueden explicar la propensión a la FA en los bebedores regulares”, concluye el investigador principal, Peter Kistler, del departamento de Cardiología del Alfred Hospital (Australia).
Fuente: Infosalus