Las anfetaminas son una droga sintética que actúa directamente sobre el sistema nervioso central funcionando como un poderoso estimulante. Se presenta en forma de pastillas o cápsulas y pueden ser legales si son consumidas bajo un estricto control médico, o ilegales cuando son adquiridas y consumidas de manera ilícita, hecho que sucede con demasiada frecuencia en la actualidad.
Y es que su efectos, aumento del estado de alerta, de la energía, autoconfianza, reducción del hambre, el cansancio y el aburrimiento, la han convertido en una aliada de altos ejecutivos que afrontan jornadas laborables interminables, de amas de casa que quieren adelgazar o adolescentes que quieren aguantar toda la noche de fiesta.
Su consumo está ampliamente extendido y alrededor de 25 millones de personas son consumidoras.
Las anfetaminas se han usado para tratar problemas médicos como el asma o la narcolepsia, sin embargo a partir de los años 60 su uso ilegal empezó a extenderse y empezaron a fabricarse en laboratorios ilegales.
Al igual que sucede con la cocaína, pasado el efecto de placer disminuyen los niveles de neurotransmisores haciendo que aumente el deseo de volver a tomar anfetaminas para contrarrestar el malestar. Incluso meses después de haber suspendido el uso de esta sustancia, los niveles de neurotransmisores como serotonina, dopamina y norepinefrina pueden estar por debajo de los niveles normales. Es posible, además, que, tras un uso prolongado de anfetaminas, los niveles de neurotransmisores no vuelvan nunca a ser normales.
Con el tiempo, la persona puede desarrollar tolerancia a las anfetaminas, lo que significa que necesitará una dosis mayor para conseguir los mismos efectos.
Efectos del uso crónico de las anfetaminas
El uso a largo plazo de anfetaminas produce una psicosis similar a la esquizofrenia paranoide. En algunos casos, la psicosis puede producirse también al utilizar una dosis alta durante un corto periodo de tiempo.
Puede comportar conducta agresiva e incluso violenta, sobre todo cuando la persona se siente amenazada, así como un aumento del nivel de ansiedad, ataques de pánico, problemas de sueño y una pérdida de peso excesiva que puede ir acompañada de malnutrición. Puede producirse también depresión y cambios de humor.
Entre las complicaciones físicas que pueden tener lugar se encuentran los daños al corazón, accidente cerebrovascular (también llamado apoplejía o ictus cerebral) y fiebres intensas que pueden amenazar la vida.
El modo en que las anfetaminas producen adicción es similar al de otras drogas estimulantes, como la cocaína.
Si te estás planteando superar tu adicción al consumo de anfetaminas ponte en manos de profesionales que te ayudarán a lidiar los síntomas del síndrome de abstinencia y usar tus habilidades para promover la recuperación.