¿Bebemos demasiado?

El consumo de alcohol causa más de 200 enfermedades y trastornos. Está asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud tales como trastornos mentales y comportamentales, incluido el alcoholismo, importantes enfermedades no transmisibles tales como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, así como traumatismos derivados de la violencia y los accidentes de tránsito.

El informe sobre la situación mundial del alcohol y la salud de la OMS de 2018 estimó que el alcohol fue responsable del 13,5 % de las muertes mundiales en personas de 20 a 39 años, y de 3 millones (5,3 %) de muertes en todos los grupos de edad en 2016.

Los gobiernos nacionales se han comprometido a reducir los daños relacionados con el alcohol, incluso en la estrategia global de la OMS,

Las políticas de control del alcohol a nivel nacional son necesarias para lograr estos objetivos y, para acelerar el progreso, se deben identificar y superar las barreras para una intervención eficaz.

El Consumo en España

Si nos centramos en España, aunque tengamos una idea bastante clara de los hábitos de vida saludables (no fumar, comer bien, hacer ejercicio…), nuestra percepción acerca de los peligros asociados al consumo de alcohol están completamente equivocados.

Consideramos la cultura del alcohol como una parte esencial de nuestro estilo de vida. Y además estamos convencidos de que “controlamos”.

Esto explica que, pese a que somos uno de los lugares del mundo con más problemas por abuso de alcohol, estamos convencidos de que en la mayoría de los países se bebe más que en el nuestro.

Según el último informe de la OMS

Cada español mayor de 15 años consume al año el equivalente a 11,2 litros de alcohol

OMS

Mucho, si nos comparamos con el consumo de sitios que asociamos a grandes bebedores, como los Países Nórdicos (un noruego toma 7,7 litros de alcohol al año) o los Países Bajos (con 9,9 litros por persona y año).

El país del mundo con mayor consumo de alcohol por habitante es un país hispanoamericano, en concreto Chile, con 17,6 litros.

The Lancet”, la revista médica más influyente del mundo, acaba de publicar un estudio muy riguroso sobre los efectos de la ingesta de alcohol, en el que se analizaron 600.000 personas en 19 países.

La idea de que beber con moderación puede ser saludable es el mayor error que cometemos cuando intentamos mantener buenos hábitos de salud.

Beber alcohol en cualquier cantidad aumenta el riesgo de muerte

El trabajo en “The Lancet” no es el único estudio independiente que ha medido el efecto nocivo de la ingesta de bebidas alcohólicas aunque sea en pequeña cantidad.

Según se acumulan más estudios científicos independientes sobre el consumo de alcohol, la dimensiones del problema aparecen en toda su magnitud.

Beber alcohol es tan peligroso que en un reciente informe la Organización Mundial de la Salud indica que El consumo de bebidas alcohólicas es uno de los principales factores de riesgo para la salud de la población en todo el mundo.

Para situarnos en un contexto familiar, en los 2 años de pandemia por Covid-19 que llevamos han muerto en todo el mundo cerca de 6 millones de personas. Pues bien. desde principios de este siglo, un informe de la OMS asegura el consumo de alcohol viene matando alrededor de unos 3 millones de persona cada año.

Eso significaría que la COVID-19 y el consumo de alcohol matan a un número muy parecido de personas al año. Lo que pasa es que mientras la COVID-19 mata preferentemente a las personas mayores, el consumo de alcohol incide negativamente en todas las franjas de edad siendo responsable de casi el 14% de todas las muertes de personas jóvenes entre los 20 y los 39 años.

Muerte prematura y pérdida de años de vida

Tanto que el 43% de seres humanos mayores de 15 años que consumimos alcohol aunque sea eventualmente perdemos un total de 106,5 millones de años de vida, según las últimas estimaciones de la OMS.

Además, el consumo de alcohol presenta una fuerte asociación con otros hábitos peligrosos, como el consumo de tabaco, cocaína, o sustancias psicotrópicas como opioides y benzodiacepinas.

La OMS insiste. A día de hoy el alcohol es la sustancia psicoactiva y que genera dependencia que está menos controlada a nivel internacional por marcos normativos jurídicamente vinculantes.

Pero si queremos mejorar nuestra salud, cualquier reducción de la cantidad de alcohol que consumamos, por pequeña que sea, es un gran paso adelante.